Espacios para pensar , debatir , construir y proponer.
Mg Luis Braile
Políticas sociales y políticas publicas en Argentina y América Latina
miércoles, 15 de marzo de 2017
martes, 7 de marzo de 2017
CURSO EN DISEÑO GESTIÓN Y EVALUACIÓN DE POLÍTICAS PUBLICAS
Comparto con ustedes el Curso de diseño , gestión y evaluación de políticas publicas que dicto en distintos ámbitos de formación docente y en OSC
INTRODUCCION:
La crisis del
modelo económico de las últimas
cuatro décadas hizo eclosión en el 2001 y , de la mano de las tendencias
del mundo globalizado, sacudió los cimientos
de nuestra sociedad.
Este nuevo
escenario impactó fuertemente en todos los ámbitos de nuestra sociedad
provocando la pérdida abrupta de activos
sociales y culturales. Las políticas
públicas hasta ese momento aparecieron insuficientes
para encarar la nueva realidad. La exclusión social y la desigualdad alcanzaron
niveles inéditos en nuestro país producto de implementación de modelos excluyentes
y de un estado en retirada; que retoma
su centralidad a partir del año 2003. En tal sentido el diseño, planificación
y la evaluación de proyectos y programas sociales, se constituyen en temas
centrales de la agenda pública de los gobiernos locales; que deben orientar sus estrategias al desarrollo
armónico de la región, al crecimiento equilibrado, con igualdad, distribución
del ingreso e inclusión social.
Desde el curso de postgrado , es
imperioso contribuir a la formación académica de técnicos especialistas , para que
puedan hacer frente vía diseño y gestión
de políticas públicas , a los desafíos que coyunturalmente enfrentan los municipios y la región del
Sudoeste Bonaerense, como lo son
la exclusión y vulnerabilidad
social de los sectores más postergados, en el marco de un desarrollo local integral
y sustentable.
Considero se
hace necesario intentar producir
transformaciones de fondo que permitan poner
al ser humano y la familia en el centro
de la escena y de la agenda pública y en donde las Universidades formen parte
de ese proceso acompañando al estado; como los mejores consultores públicos ; en términos de
asesoramiento y asistencia técnica .
El presente curso, persigue la finalidad de generar un ámbito de reflexión designado a brindar un
conjunto de nuevas capacidades, conocimientos y habilidades, que permitan
impulsar estrategias de desarrollo frente a las problemáticas que enfrenta
actualmente las distintas regiones del interior
; y la provincia de Buenos Aires de manera más general .
Se buscará proporcionar
las herramientas adecuadas para mejorar la calidad de gestión y el
desenvolvimiento de ventajas comparativas que impulsen un modelo de desarrollo
local y regional, en donde los municipios,
sus áreas y las instituciones locales,
se transformen progresivamente en centros de desarrollo político , económico , social y cultural.
OBJETIVOS
DEL CURSO
v Generar un espacio de reflexión,
debate e intercambio de ideas sobre los modelos tradicionales en políticas públicas
y la construcción de nuevos paradigmas de intervención.
v Articular los contenidos del módulo de manera integral con los demás
contenidos estructurantes de otras carreras que se dictan en la UPSO, y analizar las metodologías actuales de políticas de promoción, con
desarrollo sustentable en lo local, regional , provincial y nacional.
v Incorporar herramientas de diseño
y planificación con eje en la inclusión social; gestionando políticas públicas
con énfasis en programas de desarrollo territorial sustentable.
v Aplicar elementos de la planificación
estratégica y del pensamiento estratégico a situaciones concretas de la política social , productiva local y regional del Sudoeste Bonaerense .
v Construcción de nuevas capacidades en distintos actores sociales (empresariales,
académicos, funcionarios públicos) etc, para vincular las iniciativas económicas, sociales y de políticas públicas
con procesos participativos de
desarrollo con equidad territorial
en distintos niveles de gobierno.
v Reflexión teórica
metodológica vinculada a los procesos políticos que se viven a nivel local, regional, y en el ámbito nacional.
CONTENIDOS :
MODULO I:
Políticas Públicas. Implicancias y Desafíos en el territorio .
Nuevos escenarios locales. Del estado de bienestar al estado postsocial .Desigualdad y exclusión. La
Argentina” Posdefault”. Bases de la
nueva Gestión Social en Argentina .La estructura social en Argentina. Estado y
políticas públicas: El nuevo paradigma. El desarrollo local
en el contexto postneoliberal .Algunas reflexiones sobre el cambio epocal . Lineamientos de las nuevas políticas públicas. Los jóvenes como objeto
de las políticas públicas. Desafíos en la Argentina que viene.
TALLERES PARTICIPATIVOS : Contenidos con ejes temáticos vinculados a teóricos dictados por el/los
docentes a cargo. :Construyendo un proyecto
de política pública para la región ; salud
, educación, niñez , juventud ,adultos mayores , deportes , desarrollo social ,
cultura , producción etc
MODULO II: Diseño
y Planificación Estratégica de Políticas Públicas para el desarrollo
Territorial.
Diagnostico participativo. Diseño de Proyectos programas y planes
estratégicos. Concepciones de Plan, Proyecto y Programa. Evaluación Concepto y
tipos .Planificación participativa, multisectorial y estratégica de Políticas Públicas
.Momentos de la planificación estratégica. Pensamiento estratégico sus rasgos y
características. Concepto de Táctica y estrategia política. Tensiones entre
saber y poder, entre lo técnico y lo político. Diseñando con la Universidad y el sistema educativo un proyecto
integral de desarrollo. El desafío de la
construcción un proyecto integral de políticas públicas de cara al Plan
Estratégico 2020. Repensar el presente para construir el futuro.
TALLERES DE ANIMACION
MOTIVACIONALES : Foros debates con temáticas vinculados a teóricos dictados
por el docente a cargo. Generar las condiciones académicas y motivacionales
posibles para la implementación de proyectos participativos a nivel local. Propuestas
de Proyectos socioproductivos a Nivel Local.
MODULO
lll: Metodología,
Comunicación y Gestión de Políticas Públicas de Inclusión Social.
El
desafío de las políticas de Inclusión social. La política social como
estrategia productiva.
Herramientas de gestión: comunicación,
organización , negociación y liderazgo .
Mesas Multiactorales para la Gestión asociada. La gestión asociada entre estado
y sociedad Civil. El dialogo como base de la articulación. La sociedad civil,
las organizaciones sociales y su relación con el Estado .La Responsabilidad
social empresaria. Metodologías de construcción de políticas públicas y
participación ciudadana. Aportes para la reconstrucción del vínculo entre
los partidos políticos y la ciudadanía. El rol de los medios masivos
de comunicación y la construcción de ciudadanía .Construyendo una estrategia integral
de desarrollo a nivel territorial.
TALLERES
DE CONSTRUCCION DE CONOCIMIENTO: De aportes a la creación nuevas de
metodologías de desarrollo territorial y gestión pública.
PERFIL DEL EGRESADO
Los graduados tendrán habilidades y
capacidades para:
v DIAGNOSTICAR sobre la situación de problemáticas
públicas locales, regionales y a nivel provincial.
v FORMULAR y evaluar proyectos de factibilidad técnica vinculados a políticas públicas
que hacen al desarrollo territorial.
v DESARROLLAR aptitudes emprendedoras para la gestión, con espíritu crítico , contextualizando los distintos momentos de
articulación estado y sociedad .
v DISEÑAR Y EVALUAR proyectos y programas de políticas públicas, con impacto a nivel local
.
v GESTIONAR distintos proyectos innovando en nuevas metodologías de abordaje territorial , ante el estado
local, provincial y nacional.
v PARTICIPAR en equipos de planeamiento y evaluación de programas de desarrollo
municipal y regional.
v COLABORAR en la formulación, evaluación y coordinación de los planes de acción de
las diferentes áreas y comisiones que integran espacios multiactorales y o
grupo motor de procesos de desarrollo estratégico.
ORIENTADO A : (DESTINATARIOS
)
Equipos Técnicos Municipales,
Profesionales , profesores, docentes, empleados públicos municipales y ministeriales
, estudiantes terciarios y universitarios , Miembros de Organizaciones de la
Sociedad Civil , etc
CARGA HORARIA : 4 HS Semanales
Intensivo. Asistencia mínima 75 %.
EVALUACION
DEL CURSO DE POSTGRADO :
La evaluación del módulo consistirá en proponer, analizar , evaluar la gestión ,el diseño, la planificación y ejecución
de una política pública que el alumno cursante tenga interés en desarrollar.
El objetivo es realizar un análisis
estratégico del proceso de gestión y diseño de dicha política /
programa, describiendo su contexto, identificando los actores relevantes y definiendo metodologías las
intervenciones a llevar a cabo en las
distintas etapas del proceso para avanzar en su gestión.
El
trabajo consistirá en un resumen ejecutivo de máximo 15 carillas que sintetice el análisis critico y
recomendaciones estratégicas que se proponen para gestionar la política
programa /elegido; y que sirva como insumo local para la
planificación de políticas públicas.
Se coordinará con el/ los docente la información requerida para evaluar
la factibilidad y pertinencia de la temática elegida.
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representación, repensando el vinculo entre gestión pública participativa y los
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como recurso gerencial y como espacio ético Publicado en la
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Formulación, diseño y evaluación de
programas y proyectos sociales. Un enfoque desde la inclusión social y
la equidad. Disponible en www.aacademica.com/000-062/577.pdf
Guía Elaboración de
Proyectos *(PDF) Ministerio de
Planificación Federal .Presidencia de la Nación .Disponible en : www.scripts.minplan.gob.ar/octopus/archivos.php?file=361
IPAP | UPSO PROGRAMA DE FORMACIÓN VIRTUAL CURSO VIRTUAL DIPLOMATURA EN ASUNTOS MUNICIPALES Y GESTION
LOCAL .Taller de diseño y evaluación de programa sociales. Módulos 2, 3 ,4,y 5
Docentes Prof ;Juliana Tomassini , Prof
. Carmen Cincunnegui , Prof Daniela Murello , Prof Luis Braile .
PODER CIUDADANO : Partidos políticos para la democracia I
(Los argentinos, las argentinas y los partidos políticos) (TITULO) Aportes para
la reconstrucción del vínculo entre los partidos políticos y la ciudadanía .
POGGIESE, Héctor
Mario (1993). Planificación Participativa y
Gestión Asociada. Área planificación y gestión. FLACSO. Serie
Documentos de Investigación N° 163.
La bibliografía optativa :
Será entregada oportunamente por el coordinador docente .
Breve CV :
Ø Docente : Mg Luis Braile.
Ø Lic en Trabajo Social.Mp 7452
Ø
Técnico Territorial
Ministerio de Desarrollo Social de la Naciòn.2003 -2016.
Ø Postgrado en Gestión y Control de Políticas Publicas FLACSO.2002
Ø Diplomatura Superior en Desarrollo Local y Economía Social – FLACSO
2008-
Ø Docente Universidad Provincial
del Sudoeste UPSO. 2006-2016.
Ø Docente de grado y postgrado Institutos Superiores Formación Docente
,Benito Juárez , AG Chaves . San Cayetano ,Tres Arroyos etc
Ø Postgrado en Planeamiento Estratégico y Gestión Asociada .FLACSO 2010
Ø
Consultor
CIC –Banco Interamericano de Desarrollo
–Instituto Provincial de Administración Publica .Programa Naciones Unidas para el Desarrollo
–Instituto-Banco Mundial –PAGV-Organización de Estados Iberoamericanos ,etc
Ø Maestría en Diseño y Gestión de Programas y Proyectos Sociales. Costa
Rica FLACSO.2015
miércoles, 1 de marzo de 2017
ANUARIO ESTADISTICO DE LA CEPAL 2016
La CEPAL publica el Anuario Estadístico 2016 con datos relevantes sobre la situación de la región.
La versión impresa cuenta con un nuevo diseño que incorpora elementos gráficos y vínculos digitales referidos a un conjunto seleccionado de indicadores de los países de América Latina y el Caribe.
En la versión electrónica se incluye un mayor número de cuadros, que brindan información más detallada —y sobre un período histórico mucho más amplio— acerca de la situación económica, social y ambiental de los países.
Panorama Social de América Latina CEPAL
Comparto con ustedes PDF de la CEPAL Panorama Social de América Latina .Lectura interesante para el contexto actual de la región .
Enlace : http://www.cepal.org/es/publicaciones/tipo/panorama-social-de-america-latina
Analiza, desde una visión integrada, diversos aspectos de la realidad social de América Latina y entrega diagnósticos, mediciones y propuestas sobre pobreza, distribución del ingreso, empleo, dinámica demográfica, perspectiva de género, salud, educación, políticas y programas sociales en la región.
Enlace : http://www.cepal.org/es/publicaciones/tipo/panorama-social-de-america-latina
lunes, 20 de febrero de 2017
ESPECIALIZACIÓN Y CURSO INTERNACIONAL EN POLÍTICAS PÚBLICAS PARA LA IGUALDAD EN AMÉRICA LATINA 2ª Cohorte (2017-2018)
Comparto informacion de curso de especializacion en Politicas Publicas de CLACSO/UMET FLACSO BRASIL
Modalidad: virtual
Modalidad: virtual
Coordinación General: Pablo Gentili (CLACSO, Argentina) y Nicolás Trotta (UMET, Argentina)
Coordinación Académica: Florencia Stubrin (FLACSO, Brasil) y Nicolás Arata (CLACSO, Argentina)
Especialización: 52 créditos, 480 horas / cátedra | Curso Internacional: 12 créditos, 120 horas / cátedra
Duración: marzo de 2017 a febrero de 2018
Duración: marzo de 2017 a febrero de 2018
Organizado por CLACSO, Flacso Brasil y UMET
OBJETIVO
La Especialización y el Curso Internacional buscan aportar herramientas de análisis, investigación e intervención institucional en diversos campos de las políticas públicas contribuyendo a la promoción de estrategias de inclusión, a la afirmación de los derechos humanos y al fortalecimiento de la ciudadanía. Abordarán los desafíos de la actual coyuntura política para la promoción de la igualdad y la justicia social en América Latina desde el campo de análisis de las políticas sociales, económicas, educativas y culturales. Tratarán la complejidad de los procesos de producción de las desigualdades proponiendo enfoques basados en las perspectivas de género, la discriminación racial, la violencia y la seguridad ciudadana, los procesos de integración regional, la situación de la infancia y la juventud, así como de la justicia y la promoción de una ética pública.
DESTINATARIOS
La Especialización está dirigida a estudiantes de grado y posgrado; docentes de todos los niveles; activistas y militantes de organizaciones sindicales, movimientos sociales y partidos políticos; funcionarios públicos; trabajadores de prensa; miembros y gestores de organizaciones no gubernamentales y profesionales interesados en temas sociales.
Enlace :http://www.clacso.org.ar
viernes, 17 de febrero de 2017
LA UNIVERSIDAD FORMADORA DE MASA CRITICA:
Comparto con ustedes algunas reflexiones acerca del rol de la educación en general y de la Universidad en Particular:
Por definición las universidades cumplen con un rol social fundamental y en este sentido, suelen reflexionar sobre su intervención con la sociedad , más allá de su función como transmisoras generadoras y constructoras de nuevos conocimientos.
Sin embargo, es un hecho que las universidades y los distintos espacios de formación son y deben ser ; conjuntamente con el estado uno de los principales actores para la transformación social , no sólo a través de la eventual calidad de educación que ofrecen , sino también a través de la participación activa en la atención y solución de problemáticas sociales vinculadas al desarrollo territorial y a los actores que hoy se encuentran en claro proceso de empobrecimiento; afectados por procesos de inflación y de paritarias a la baja .
Considero a la universidad como el centro de la actividad intelectual ,que cumple un rol social e inclusivo de la más elevada jerarquía .Su función consiste en crear y transferir nuevos y críticos conocimientos, propagarlos , instrumentarlos en proyectos inclusivos , construir nuevas metodologías de intervención , desestructurar y disciplinar la inteligencia , fortaleciendo el saber hacer de alumnos ,futuros profesionales y equipos técnicos , teniendo en cuenta las culturas e idiosincracia local , los contextos políticos ,las capacidades y el capital social del territorio y generar las condiciones de contracción al trabajo de investigación -acción , y que la misma sea transformadora de las problemáticas estructurales de nuestras comunidades.
Que la universidad trabaje la dimensión territorial ( conjuntamente en los municipios,OSC , Movimientos Sociales ) y articule acciones de asistencia técnica para la promoción del desarrollo con equidad territorial dependerá : de cómo piense a los municipios de la región ;si como sujetos de conocimientos o como sujetos de transformación , en esta última tendencia los municipios deben primero capitalizar el rol de la universidad ,como portadora de un saber con expertiz y con masa critica de distintas tendencias técnicas y políticas y a partir de allí pensar estrategias de desarrollo consensuadas con las organizaciones de la sociedad civil , y el sector privado, desde una lógica de interdisiciplina e integralidad con autonomía institucional , libertad académica , espíritu militante y solidario.
Sostengo que la educación sigo siendo la única variable de inclusión sociolaboral y es aquella que genera movilidad social ascendente ; tanto en un contexto recesivo ,
como inclusivo debemos pensarla siempre como la opción mas interesante para nuestros jóvenes ; y para nuestros hijos .
lunes, 13 de febrero de 2017
El nuevo paradigma. Algunas reflexiones sobre el cambio epocal The New Paradigm. Some Reflections on the Epochal Shift. Por Daniel García Delgado* y Cristina Ruiz del Ferrier**
Comparto nota por Daniel Garcia Delgado que nos muestra en mirada retrospectiva , los cambios producidos en los últimos años ; y la realidad actual que avanza hacia otro tipo de paradigma en la región en general y en Argentina en Particular.
RESUMEN de Abstract del PARADIGMA NEODESARROLLISTA EN ARGENTINA Y AMERICA LATINA 2013.
En la última
década, asistimos a un particular proceso de cambios estructurales tanto aquí
en la Argentina como en el mundo por el cual puede aseverarse que un nuevo
paradigma está constituyéndose. ¿Cuáles son los principales acontecimientos y
las características del mismo? Y en todo caso, ¿cómo afecta a las teorías y a
los enfoques principales de las Ciencias Sociales? Para justificar estas
hipótesis y responder a estos interrogantes, se indican los cambios más
relevantes acaecidos en la última década en tres niveles analíticos
indisociables: el nivel nacional, el regional y el global. Por su parte, a
nivel nacional, se exploran las dimensiones de transformación más
significativas del modelo de desarrollo, producidas tanto en lo socioeconómico,
lo político como en lo ético-cultural. A fin de organizar la argumentación, se
presenta cada dimensión de análisis a partir de tres puntos explicativos: en
primer lugar, las características del paradigma anterior (el neoliberal); el
surgimiento de las anomalías; y, la constitución del nuevo paradigma. En
segundo lugar, las teorías científicas puestas en controversia en este proceso.
Y, por último, en tercer lugar, los principales problemas y desafíos que debe
encarar el nuevo paradigma para resultar sustentable.
La validez de una teoría consiste en su capacidad para explicar el
fenómeno central de su época. Si no lo logra, hay una crisis en sus
fundamentos, y debe ser modificado el paradigma en que se funda.
Thomas S. Kuhn.
Ciertos cambios socioeconómicos,
políticos y culturales se han venido sucediendo en la última década
particularmente en la esfera del poder y en la acumulación mundial tanto a
escala global como en los niveles regional y nacional. En ese sentido, por lo
menos tres puntos de inflexión pueden indicarse como “síntomas” de los
acontecimientos singulares a los que quisiéramos referirnos cuando hacemos
alusión a lo que proponemos denominar el cambio
epocal. El primero de ellos, a nivel nacional, se produce a partir del año
2003 con el pasaje del modelo neoliberal al productivo-inclusivo o desarrollo
con inclusión social. El segundo acontecimiento relevante, a nivel regional, se
sitúa en el año 2005 con la negativa de los Presidentes del MERCOSUR a la
propuesta del ALCA en la Cumbre de Mar del Plata y con la afirmación de una
propuesta política más autónoma de integración regional que luego fue
ratificada con la creación de la UNASUR. Finalmente, el tercer suceso de
importancia, a nivel global, puede fecharse hacia finales del año 2008 con la
caída del Lheman Brothers y el
comienzo de la denominada “crisis global”, abriéndose así una era de
incertidumbre. Estos hechos, en sustancia, muestran el cambio de un modelo de
acumulación mundial, como así también, el desplazamiento de su centro desde los
Estados Unidos y el G-7 hacia China, Asia y los países emergentes. En otras
palabras, se produce el pasaje paulatino del poder global del Atlántico hacia
el Pacífico.
Teniendo en cuenta estos acontecimientos –y los mencionados
procesos–, en este artículo nos proponemos interpretar por un lado tres hechos
que indicarían que nos encontramos en presencia de un cambio epocal y una
crisis del paradigma dominante durante las últimas décadas. A nivel nacional,
por el sostenimiento desde los gobiernos de Néstor y de Cristina Fernández de
Kirchner de un modelo de acumulación cuyas prioridades centrales fueron la
inclusión social, el fortalecimiento de la soberanía nacional y el protagonismo
del Estado como principal agente de transformación. A nivel regional, por el
viraje hacia un enfoque de integración más autónomo con aumentos de los
intercambios comerciales de los países de la región y orientado a la
configuración de un bloque. Y a nivel global, por el cambio del modelo de
globalización unipolar imperante en las últimas décadas, por el multipolar, de
bloques económico competitivos, de un poder más difuso, ya sin la anterior
hegemonía. Y por otro lado, saliendo del proceso de cambio más agregado, nos
interesa analizar algunos aspectos a nivel local, que son característicos
también del cambio teórico producido, teniendo en cuenta tanto el tratamiento
de la cuestión social, de la modelística democrática, así como la construcción
de un relato distinto al de la sociedad de mercado.
Paradigma lo usamos en términos de Kuhn (1962), como modelo
científico superador de anteriores, cuyos diversos enfoques teorías, resuelven
problemas (la ciencia normal) hasta que se presenta una anomalía cuya no
resolución comienza a dar lugar al surgimiento al nuevo. Si bien, en ciencias
sociales, lo consideramos no solo en un sentido rupturista, sino también como
campo que se mantiene controversial con resignificaciones y acumulación de
conocimiento (Nudler, 1976; 2004). Lo cierto es que en varios países de la
región, esta transformación se ha iniciado más como una praxis que a partir de
una teoría previa y que luego se ha producido gradualmente una creciente
elaboración reflexiva y académica sobre estos cambios sustantivos. Asimismo,
estas transformaciones operan en el marco de una nueva configuración del poder
mundial y del proceso de acumulación, que sin lugar a dudas, es favorable al
reposicionamiento de los países emergentes y en desarrollo.
En segundo lugar, nos proponemos mostrar que este cambio
epocal está en interrelación con la necesidad de reemplazar los enfoques
teóricos hasta ahora disponibles en las Ciencias Sociales hacia otro paradigma
(el productivo-inclusivo, proyecto
nacional popular y neodesarrollista[1]) que implica el cuestionamiento del paradigma
dominante (el neoliberal). Este nuevo
paradigma se encuentra en plena constitución y no está exento de conflictos ni
de posibles retrocesos.
Finalmente, en tercer lugar,
quisiéramos señalar que la emergencia del nuevo paradigma, también conocido
corrientemente como ‘el modelo’, no sólo significa realizar un balance de lo
acontecido y de lo actuado en esta última década, sino que busca ser un aporte
al discernimiento crítico e incidir en su perfeccionamiento y sustentabilidad.
Como aspecto metodológico, al ser parte de una dinámica en permanente
transformación, el nuevo paradigma ofrece una respuesta a los habituales
interrogantes para los países en vías de desarrollo y tradicionalmente
posicionados en la división internacional del trabajo como proveedores de
materias primas: ¿tenemos libertad efectiva para elegir las trayectorias o
estamos determinados por condicionantes que nos exceden como sociedad?
¿Construimos senderos o desandamos los existentes? ¿Somos capaces de influir
sobre nuestras circunstancias o tan sólo nos adaptamos a ellas? En suma: ¿somos
el resultado del destino o somos los forjadores del mismo?
I. Del
neoliberalismo al productivismo-inclusivo
A partir de la crisis de los años
2001-2003, empezaron a cuestionarse paulatinamente los denominados fundamentals del anterior modelo de
valorización financiera. El modelo que comienza a surgir a partir del año 2003
implica otro rol del Estado, más activo y presente en la economía y lo social.
Medidas como el desendeudamiento, las retenciones, la regulación, la
incorporación de la planificación, en conjunto, realizan una apuesta renovada
por la industrialización y, en definitiva, por otro modelo de acumulación no
basado en la financiarización de la economía sino en la economía real. De esta
manera, se pasa de la anterior subordinación de la política a la economía, del
Estado Nación a los Organismos Internacionales y a la gobernanza global; a otra
articulación del Estado Nacional con la sociedad civil y con el mercado.
En lo que respecta al paradigma neoliberal, nos encontramos
con el enfoque neoclásico donde el Estado es reducido a sus funciones básicas
(como Estado mínimo), el Consenso de Washington como nuevo orientador general
sobre qué debe hacerse con el Estado y el denominado New Public Management (en adelante, NPM) como enfoque orientador de la gestión y la administración
pública cuyas características principales eran la gerencia, la eficacia y la
eficiencia que apunta al crecimiento –y no al desarrollo– y a la maximización
de las libertades individuales como sinónimo de bien público. Hacia finales de
los ’90, y como un intento de modificar algunos aspectos de la concepción
neoliberal a tout court, surgieron
enfoques sobre el ‘Desarrollo Humano’ (PNUD, 1994), basado en capacidades (Sen,
1999), el ‘Desarrollo ético’, sobre la responsabilidad ética del empresariado y
la importancia de las ONG’s de las Sociedad Civil (Kliksberg, 2004); como así
también el ‘desarrollo con equidad’ (CEPAL, 1992), no obstante no establecieron
una ruptura con el anterior paradigma.
En la perspectiva posneoliberal se encuentran las
principales cambios: del endeudamiento se pasa al desendeudamiento; del mercado
como principal asignador neutral de recursos al predominio del Estado como guía
e impulsor de lo productivo y un desarrollo inclusivo (la acumulación); de la
subordinación de la política a la economía al predominio de la política; de la
preocupación por el ascenso individual, la asistencia solo para los grupos
vulnerables, y de un inserción dependiente al mundo globalizado a otra que
privilegia la autonomía y defensa de los intereses propios. Por otro lado, en
la perspectiva posneoliberal predomina el Estado como guía e impulsor de la
dinámica productiva (la acumulación) que se vincula a la problemática de la
inclusión y la legitimidad. Se trata de una recuperación del desarrollo que
retoma parte de la tradición del pensamiento latinoamericano, la perspectiva
neodesarrollista y neoestructural y la emancipadora que incorpora a la
inclusión como valor central que hace al bien público así como el control del
propio destino de los Estados nacionales.
En palabras de Aldo Ferrer, se trata de la “densidad
nacional” (2004). En ese sentido, asistimos a un cambio del modelo de
acumulación (el modelo de financiarización de la economía, con constante
endeudamiento, condicionamientos externos y apertura irrestricta), hacia otro,
basado en el desendeudamiento, en el mantenimiento de las reservas, de
retenciones a las exportaciones de commodities,
con políticas contracíclicas y reindustrializador con miras sostener los
equilibrios macroeconómicos conjuntamente con un gasto público que potencie el
mercado interno. El nuevo enfoque en lo económico y político tuvo una performance sustancialmente mejor que el
anterior, tanto a nivel del nivel de crecimiento del PBI, la distribución del
ingreso, de la reducción del desempleo y la desigualdad[2].
Ahora bien, el nuevo modelo debe hacerse sustentable en el
tiempo, resolver y evitar problemas clásicos como la restricción externa (la
crisis de divisas por el aumento del crecimiento), industrializarse y lograr un
esquema coherente de sustitución de importaciones. Para lograrlo, se enfrenta a
diversas dificultades: resolver el problema energético, asegurar que en el
corto plazo se produzca el autoabastecimiento, mantener los equilibrios
macroeconómicos y tener controlada la inflación[3].
Sobre todo, evitar la agenda del desánimo y del temor propiciado por los intereses
agroexportadores y financieros –más interesados en una apuesta por la
devaluación–, y la búsqueda de subordinar el poder político al poder fáctico.
Si no se logra la incorporación de la inversión privada a la
reindustrialización y un cambio tecnológico sustantivo, el proceso termina
descansando esencialmente en la inversión pública que siempre es limitada. Para
el período 2004-2010, la inversión promedio privada fue del 18,6%, si bien no
parece ser suficiente para un proceso reindustrializador y de ampliación de la
oferta, ha sido superior a la lograda por Brasil del 15,7%, y a la de México
del 16,5% (CEPAL, 2012). En consecuencia, resulta necesaria la configuración de
un bloque productivo amplio en el marco de la sociedad civil que se articule con
el Estado, constituido por empresarios, por gremios y por el sector del
conocimiento que impulsen la continuidad y profundización de las cadenas de
valor agregadas, la industrialización y una competitividad a la alta[4].
En el transcurso de la próxima
década, el país tiene la posibilidad de convertirse en un comercializador de
productos propios con un mayor valor agregado y de competitividad
significativos. Para ello, se deben superar problemas que atienden a la mejora
de la gestión en lo relativo a la coordinación de políticas macroeconómicas
junto a las propuestas que surjan de la concertación social y a una mejora de
las capacidades estatales. En definitiva, un nuevo modelo de acumulación de
base industrialista, una nueva relación Estado-Sociedad y un nuevo paradigma se
están constituyendo cuyas bases aún deben afrontar desafíos, tanto internos
como externos aquellos problemas provenientes de la incidencia de la crisis
global y de un mundo conflictivo y volátil.
II. De la integración comercial a la conformación
de un bloque del sur
Hasta principios del nuevo siglo, la
integración regional tenía un sesgo marcadamente comercial y de homologación de
modelos propuestos por las grandes potencias. Algunos ejemplos de ello lo
constituyen el ALCA, el TLC por un lado y la Unión Europea por el otro. En esa
tendencia, primaba la vinculación centro-periferia y una relación bi-unívoca de
cada país con potencias extra-regionales más que con sus países vecinos. La
principal anomalía la produjo la irrupción de Asia en la economía mundial como
principal demandante de bienes primarios y el ascenso de sus precios. La
segunda la crisis neoliberal generalizada en la región por los modelos
aperturistas de libre mercado y de escasa complementariedad de las economías de
la región con la de los Estados Unidos, todo lo cual terminó llevando hacia el
año 2005 a la ruptura con las propuestas del ALCA y los tratados de TLC y,
posteriormente, a una paulatina postergación de los acuerdos comerciales con la
Unión Europea. Se imponía una orientación regional más autónoma y Sur-Sur. La
visión de los economistas y de los expertos fue sustituida por los nuevos
liderazgos presidenciales, y el Consenso de Washington por el de Buenos Aires y
la creación de la UNASUR. En algún sentido, en lo económico, el comercio
intrarregional creció un 147% y en lo político, en esta década los presidentes
de la región se reunieron más veces que lo que lo hicieron en 200 años de
historia previa. Asimismo, se ha avanzado en acuerdos políticos en la UNASUR,
en otros bilaterales con Brasil, tanto en tecnología e innovación, en la
conformación de la CELAC, del Grupo Alba, de gobernantes representantes de
partidos indigenistas en Bolivia, y tendencias transformadoras socialistas y
nacional populares también en Ecuador y Venezuela, como en la comisión de
defensa de la UNASUR, en el proyecto de una configuración de internet propia,
todas cosas impensables una década atrás.
De acuerdo a la perspectiva de Aldo Ferrer, la mayoría de
estos gobiernos progresistas también pueden caracterizarse como Proyectos Nacionales Populares (en
adelante, PNP) (2013) pues todos
ellos se expresan en el marco de la democracia. Sus características comunes
comprenden: i) el reclamo social, la pobreza y la exclusión social (que son
rasgos dominantes de la formación histórica de nuestros países). ii) La
reafirmación de la soberanía nacional y de la autonomía de la decisión para el
despliegue de estos países junto a la defensa de los valores universales. iii)
El protagonismo del Estado, la promoción del desarrollo, la recuperación de la
industrialización y la distribución del ingreso (el desendeudamiento y la
autonomía financiera son objetivos que implican una ruptura con el paradigma
neoliberal). iv) Finamente, los grupos multimedia en líneas generales están
enfrentados con los objetivos principales de los PNP, de sus objetivos y el
protagonismo del Estado. De este modo, situaciones ignoradas bajo regímenes
conservadores se convierten en contextos democráticos en escenarios caóticos y
de riesgos inminentes que desautorizan los PNP o buscan promover su
ingobernabilidad. Probablemente se pueda agregar un v) ítems señalando la
importancia y significación de los liderazgos políticos que signaron esta
década para traccionar estos cambios, la voluntad política, y donde en algunos
casos su culminación también genera interrogantes sobre la capacidad de
reemplazos y equipos gubernamentales que puedan continuar estas orientaciones.
Cierto es que el giro de la acumulación mundial permite
generar nuevas posibilidades para los pueblos del sur, también de riesgos de no
aprovechar esta acumulación
para generar mayor valor agregado a
sus recursos naturales considerándolos como bie nes estratégicos. Sin adherir a
la tesis de la corriente post-desarrollista, en términos tan reductivos sobre
los cambios operados en la región y en particular en Argentina en la última
década, se requiere, regular la actividad extractiva y la extranjerización de
la tierra así como la protección medioambiental sin adherir a una suerte de
post-desarrollo en favor de la medioambientalización que se opondría a
cualquier tipo de explotación de recursos naturales aún aquellos con
regulaciones públicas y propiciando cadenas de valor, empleo e insumos locales.
Esta sería una corriente que a diferencia de la neoliberal, que hace énfasis en
la inflación e inseguridad, cuestiona por izquierda al nuevo paradigma[5]. En estos términos
explotación y el autoabastecimiento energético, como por ejemplo, el de YPF
seria inviables, y asimismo la crisis de balanza de pagos no tardaría más de
dos años en producirse. Por el contrario se trata de aprovechar la oportunidad
que representa esta bisagra histórica para industrializarse, mantener la
capacidad de autonomía, consolidar cadenas agroindustriales junto a procesos de
industrialización más amplios y desarrollar las potencialidades productivas y
humanas existentes. En ese sentido, nos parece que para el proyecto
latinoamericano resultan clave estos puntos:
i) la
conformación de un bloque de naciones con cierto grado de autonomía y de
presencia internacional[6] que tengan no solo
declaraciones sino una gestión regional; ii) la implementación de políticas
públicas regionales económico-financieras comunes como la consolidación del
Banco del Sur; la integración de cadenas productivas; tribunales regionales;
promover la soberanía alimentaria; la regulación más homogénea de las
extractivas y la protección del medio ambiente. Lo cierto es que la reciente
conformación de la Alianza del Pacífico (configurado por México, Colombia, Perú
y Chile) constituye un desafío, sobre todo porque estos países serían
precisamente los más orientados al extractivismo y al aperturismo comercial sin
mayores contraprestaciones para sus respectivos pueblos que las ganancias de
las multinacionales y de la clase dirigente. En estas orientaciones se juega la
perspectiva del bloque del sur, la identidad y el proyecto latinoamericano. La
configuración de un bloque que protege sus recursos naturales e intenta evitar
la reprimarización del proceso de acumulación y mantiene una política de
disuasión en materia de defensa de una región de paz y desnuclearizada y de
integración de cara al nuevo tipo de globalización.
III. De
la globalización unipolar a la multipolar
El paradigma neoliberal estaba
configurado a nivel geopolítico por un poder global que mantenía la hegemonía
del G-7 y particularmente de los Estados Unidos, tanto en lo militar, en lo
cultural como en lo económico-comercial. Se trataba de una suerte de gobernanza que debía uniformar los
sistemas nacionales en función de parámetros económicos siguiendo los
dictámenes del capitalismo abierto y financiero en el marco de la democracia
liberal. A partir de la crisis en el centro de finales del año 2008, y del
surgimiento de la economía más competitiva y de alto crecimiento de Asia, los
emergentes comienzan a desplazarse desde una globalización unipolar a otro
formato de globalización: la multipolar[7]. Con posterioridad las
crisis fiscales y sociales de la UE mostraron un panorama poco imaginable solo
unos pocos años antes. Finalmente la crisis de hegemonía de los Estados Unidos
se termina de mostrar no solo por la crisis financiera, ciertas dificultades
crecientes para lograr o legitimar intervenciones militares unilaterales y
crecientes problemas políticos, y fiscales en su propia sociedad.
La globalización unipolar era concebida como natural y
despolitizada por “el pensamiento único” que debía resolver un problema técnico
y gerencial. Por su parte, el Consenso de Washington era visualizado como “las
nuevas Tablas de la ley” (Petrella, 1996) a partir de la concepción
tecnocrática de la gobernanza global condicionada por los Organismos
Multilaterales de Crédito en particular el FMI. La teoría de las expectativas
racionales, donde todo podía resumirse a las leyes del mercado, hacía que la
economía dominara el campo de las Ciencias Sociales y suprimiera la incidencia
de la política. El debilitamiento, cuando no la disolución, de los Estados
nacionales en el marco de la gobernanza
global de índole tecnocrática se daba como un hecho. No obstante, la creciente
deslocalización productiva de países avanzados hacia otras regiones de más
bajos salarios, la incorporación de la ciencia y el conocimiento a la
producción en los países hasta hace pocas décadas rurales y la crisis mundial
iniciada con la caída de Lheman Brothers
en el año 2008, dieron lugar a la conformación de un nuevo escenario. Las
perspectivas de la izquierda, y de los Foros sociales mundiales como el de
Porto Alegre con una clara participación de la sociedad civil “desde abajo”
tenían el objetivo de lograr una contra-hegemonía al Foro de Davos promocionado
por la OCDE y a la globalización capitalista imperante. Y si bien dichas
manifestaciones fueron importantes para una toma de conciencia, en esencia no
fue la potencia ilimitada de ‘la multitud’ –de acuerdo a Negri y Hardt (2000)–
lo que finalmente transformó el orden global fue la decisiva acción de cambio
fue protagonizada por los Estados nacionales de los países emergentes, la
irrupción de China en la economía mundial, de las BRICS en diversos foros y una
marcada profundización de la relación Sur-Sur en materia comercial, política y
económica.
Ahora bien, ¿cuáles son las características centrales de
esta globalización multipolar: i) ya no hay un país hegemónico que pueda dictar
por si solo las reglas de juego internacionales económicas y políticas, si bien
puede detentar el predominio militar; ii) el proceso de acumulación más
dinámico se desplaza del Atlántico norte al Pací fico al Asia y a los
emergentes; iii) surge un cuestionamiento a las instituciones de la gobernanza
global que rigieron hasta entonces (FMI, BM, OMC, el Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas) dando lugar a agendas diferenciadas, en relación a las
propuestas para superar la crisis mundial. Por un lado, la del norte global,
basada en la seguridad, el antiterrorismo, el narcotráfico y la crítica al
proteccionismo de los emergentes; por otro, la del sur global protagonizada por
las BRICS, y países en desarrollo mediante estímulos para el crecimiento y
desarrollo, regulación de las instituciones financieras, los paraísos fiscales,
fondos de inversión especulativos, fondos buitres, calificadoras de riesgo,
promoción de la paz, y la negociación en los conflictos mundiales y
particularmente en medio oriente, etc.
En este contexto, ¿cuáles son
los desafíos y principales problemas que enfrenta este orden mundial incierto y
volátil? Si bien los países emergentes como contraparte del norte
industrializado aún no constituyen un actor homogéneo con una clara línea de
acción unidireccional que realice alianzas consistentes. En todo caso,
construyen una agenda del sur global en donde coinciden en algunos puntos y en
otros no tanto. En general, los países emergentes cuestionan un orden mundial
asimétrico. Para ello proponen la democratización de los organismos
internacionales y el sentido del multilateralismo y de la cooperación. Se trata
de cambiar una institucionalidad y una arquitectura financiera mundial que ya
no sirve para operar eficazmente sobre los cambios operados ni sobre las nuevas
reglas de juego. El desafío es configurar una agenda frente al intento de los
países industriales del Atlántico norte –y en particular de los Estados Unidos–
que le ayude a reconstruir una nueva hegemonía en base a la tercera revolución
industrial post-carbono (Rifkin, 2011), el control tecnológico de punta y la
supremacía militar así como las nuevas alianzas de EUA hacia el Pacífico (la
Alianza Transpacífico, y la Transatlántica). En consecuencia, se trata de una
lucha con un final abierto donde los intereses mayoritarios del mundo se
orientan o a retomar una agenda de desarrollo y de reforma de la arquitectura
financiera internacional, o por el contrario, seguir reforzando el trípode de
financiarización, de los intereses del complejo industrial-militar y la agenda
de seguridad.
IV.
De la
focalización a la inclusión social
Ahora bien, de la cuestión
contextual del proceso de cambio más agregado, pasamos a analizar algunos
aspectos a nivel local, que son característicos del cambio teórico producido en
la década.
La nueva cuestión social y la exclusión provocada por la
dinámica del capitalismo neoliberal generaron un conjunto de políticas sociales
bajo el modelo de la focalización orientado a los grupos vulnerables. Este
enfoque de asistencialismo se correspondió con las recomendaciones de
descentralización, con la teoría del derrame y con la solidaridad del Tercer
Sector de la sociedad civil. En la práctica, ello generó una escisión entre lo
social, lo económico y lo político, y una singular anomalía: explosiones
sociales de descontento, aumento del desempleo estructural, precarización,
aumento de la desigualdad y la pobreza, de la exclusión social hasta un punto
de pérdida de horizonte de progreso para muchos. En la Argentina, la
perspectiva posneoliberal cambia diametralmente de lugar la política social y
la provisión de bienes y de servicios públicos. Esta perspectiva está basada en
la recuperación del empleo como el elemento central de la cuestión social, la
inclusión de los sectores vulnerables al mercado formal de trabajo y al acceso
al consumo, para lo cual, se requiere de un mercado interno activo y
demandante, de políticas neouniversales (las políticas de jubilación, de
ingresos a la niñez, entre otras), de subsidios a los servicios públicos y de
mayores niveles de gasto público en infraestructura sanitaria, de salud y de
educación a nivel nacional. El cambio de paradigma en la Argentina, con
políticas de mayor intervención estatal a partir de estímulos al desarrollo de
las capacidades productivas, de una administración comercial más atenta a las
necesidades de generación de puestos de trabajo y del financiamiento de centros
tecnológicos de punta, debe así revalorizarse y fortalecerse.
Las teorías en controversia
fueron, en el primer caso, la ‘del fin del trabajo’ de Jeremy Rifkin (1996)
refutada por la creación masiva de empleo en forma significativa y a corto
plazo, (pasar del 24% en el año 2002 al 7,6% en el año 2013). En el anterior
marco, que sostenía que ‘la flexibilización generaba empleo”, también fue
falseada por aumentos del desempleo junto a la precarización que generaron más
desigualdad y más pobreza. Asimismo, el enfoque del Banco Mundial de que la
solidaridad del Tercer Sector de la sociedad civil era la respuesta eficiente a
la nueva cuestión social, al problema de falta de accountability y de clientelismo en la política social, fue
refutada por la posterior ampliación de los roles del Estado, más activo y
presente, que tomó en sus manos la resolución de la crítica situación social
heredada mediante políticas de empleo y de ingreso neouniversales fomentando
una articulación con el perfil productivo que se desea promover. Promediando el
año 2013, la sociedad argentina mantiene presente problemas fragmentación,
inequidad, inflación y conflictos distributivos. Su modificación requiere de
coordinación de políticas y de concertación social. En ese sentido, la nueva
cuestión social implica una articulación simultánea de políticas sociales
específicas –en especial para los jóvenes desempleados y los sectores
precarizados–, conjuntamente con cambios en el perfil productivo logrando un
mayor valor agregado, como así también, la mejora de los sistemas educativos y
de capacitación.
V.
De las
democracias delegativas a las ampliadas
La Argentina, al igual que otros
países de la región, fue una sociedad atravesada por ciclos sociales y
económicos, tanto cívico-militares, de autoritarismos y de democracia; como así
también por ciclos económicos de stop and
go que, en conjunto, la volvían ingobernable. La anomalía democrática
claramente se produjo en la crisis 2001-2002, cuando las políticas de reforma
estructural y de ajuste llevaron a la ingobernabilidad, a la crisis de
horizonte para cientos de miles llegando hasta el borde de la misma crisis de
legitimidad. La reconstitución de la legitimidad democrática era clave para
superar la crisis. Lo que surge después las asambleas del ‘que se vayan todos’
mostraba un cansan cio frente a la falta de respuestas y a un modelo de gestión
gubernamental democrática que reproducía los dictados de los sectores
financiero y de los organismos internacionales (García Delgado, 2003; Forni,
2002; Tussaint, 2004). La anomalía mostraba que siguiendo de este modo no se
podía tener resultados distintos: había que cambiar.
El neoliberalismo económico, la ortodoxia y la subordinación
de la política a la economía llevaba a una nueva crisis de representación
política y a las denominadas “democracias delegativas” (O´Donnell, 1992),
caracterizadas por una combinación de apatía, desinterés e individualismo. El
modelo posneoliberal realizó un cambio de enfoque, consideró que la
gobernabilidad y la orientación a transformar implicaba hacer algo distinto a
lo realizado en las décadas anteriores, tanto en lo económico (el cambio de
modelo) como en lo político (promover la participación, la acción colectiva, el
apoyo de movimientos sociales, ampliar la participación democrática) a partir
del enfoque de los derechos humanos como parte central de una ciudadanía
integral. Esta orientación muestra datos significativos tanto en los índices de
participación política de los ciudadanos en las elecciones generales, en las
primarias así como en un nuevo involucramiento juvenil en la política como
contraste con lo que ocurría con la democracia delegativa. Se sostuvo otra
concepción de democracia que no redundaba como mera democracia representativa.
Este esquema que dejó un lugar a la confrontación con sectores de poder
presupone una relación política distinta y un modo de concepción de la
democracia que no sólo se basa en la conformación de consensos, sino también en
la creación de un espacio para el antagonismo. Se trató de concitar una
hegemonía basada en el apoyo de los movimientos sociales y en la legitimidad de
las bases sociales para poder llevarlo a cabo.
En el modelo neoliberal primaba centralmente el supuesto de
la existencia de una sola concepción de democracia –la liberal– aplicable cual
modelo de manera uniforme a todas las sociedades del mundo por igual. En este
esquema, cualquier modificación o innovación era considerada como una
desviación o una suerte de autoritarismo –o incluso de populismo en sentido
peyorativo–. Esto era reafirmado por la influencia del neoinstitucionalismo
como enfoque que ponía el problema principal en el Estado y en su falta de calidad
institucional (la corrupción, el intervencionismo del Estado en el mercado, la
falta de libertad de prensa, de seguridad jurídica, etc.). Por su parte, la
tradición republicana ha dado importancia a las instituciones y a la
transparencia de las mismas. Y si bien las instituciones son importantes este
enfoque termina cristalizando las existentes como inmodificables, de tal
manera, que la República aparece como un ícono de defensa de cualquier intento
de modificación proveniente de las decisiones democráticas mayoritarias que
intenten cambiar cualquier aspecto en la relación entre los poderes, incluso de
aquellos como en los que el Poder Judicial se vincula a las corporaciones
económicas y multimedia (Vilas, 2012). De este modo, frente a la crítica de que
toda desviación al modelo central de democracia liberal elitista sería
considerado un “populismo”, se contrapuso la teoría de la existencia de varias
concepciones de la democracia posibles, sobre todo de aquellas que articulan
como en América Latina liberalismo con soberanía popular pero con mayor
influencia del segundo término, permitiendo de este modo una mayor autonomía
del poder político sobre el económico-financiero (Mouffe, 1999). Ello significa
la recuperación de la política entendida como consenso, conflicto
institucionalizado y como construcción de un rumbo estratégico.
¿Cuáles son los desafíos y los
problemas para la perspectiva de mejorar la calidad democrática y una
democracia con más derechos? ¿Estamos frente a una democracia de mayor calidad que
asume tanto la representación, la participación y la ampliación de derechos?
Por un lado, se ha logrado la consolidación del régimen democrático y se han
configurado cambios estructurales y leyes significativas en esta década dentro
del marco institucional y constitucional. Pero, por otro lado, todavía falta
lograr un consenso estratégico sobre un rumbo sustentable entre los líderes
políticos y el sector económico dominante; mejorar la comunicación, el diálogo
y la gestión transversal del Estado así como formas de construcción política
más abiertas. En ese sentido, los logros y los avances obtenidos no deben dejar
de lado la autocrítica y las correcciones. La democracia no es una construcción
que está dada de una vez y para siempre, como tampoco lo están los derechos
adquiridos o las mayores oportunidades. De este modo, la democracia con mayor
calidad y ampliada en derechos como parte del nuevo paradigma es un camino no
terminado, perfectible y que no deja de ser susceptible de posibles retrocesos,
tanto en lo referido a los avances sociales como al retorno de perspectivas
conservadores que han sido hasta ahora una norma histórica en nuestra región.
VI. De la sociedad de mercado a la del relato
Un relato es un intento de dotar de
sentido a un proyecto de cambio y a un rumbo colectivo. El neoliberalismo tenía
un relato implícito: promover el consumismo, el individualismo posesivo, la
competitividad y la provisión de bienes públicos por intermedio del mercado de
acuerdo. En un contexto más amplio, se trataba de homologar las modernas
sociedades avanzadas para configurar el sentido y el lazo social en nuestras
sociedades. Esto configuró la denominada “era del vacío” en palabras de Gilles
Lipovetsky (1986), como también la difundida “modernidad líquida” propuesta por
Zygmunt Bauman (1999), entre otras expresiones teóricas que explican los
cambios culturales en la posmodernidad. En este sentido, la principal anomalía
comenzó a generarse cuando los valores que alentaban la concentración
económica, y el individualismo se debieron enfrentar con la evidencia de un
tejido social cada vez más heterogéneo y fragmentado que alimentaba la
creciente amenaza de la inseguridad. Cuando empezó a verse que esos valores que
alentaban la concentración - posesividad, la lógica de ganadores y perdedores,
empezaban a contrastar con un tejido social cada vez más fragmentado y
desigual, y la falta de horizonte y de futuro para muchos. Una sociedad que no
proporcionaba empleo para los hijos y oportunidades era una sociedad expulsora.
La pérdida de certezas de que el mañana no iba a ser mejor que el hoy culminan
con la propuesta de la sociedad de mercado.
En la Argentina, el pasaje a un relato colectivo introdujo
un cambio en la perspec tiva dominante marcada por la fragmentación y el individualismo,
conjuntamente con una recuperación de la autoestima nacional. Fue así que
contar con un relato no significó necesariamente un retorno a un comunitarismo
orgánico ni un colectivismo, sino conciliar un proyecto político del conjunto
de la población, conciliada con características propias de la posmodernidad
diversa, es decir, con la importancia que cobra la subjetividad, los derechos y
las autonomías personales, la desinstitucionalización cultural y religiosa, la
comunicación creciente vía redes sociales y la progresiva valoración de la
calidad de vida, como una búsqueda no solo del bienestar, en el sentido clásico
de los bienes públicos proporcionados por el Estado social de la
industrialización sustitutiva, sino una perspectiva de bienes públicos más
amplia, que incluyen la defensa el medio ambiente, los derechos personalísimos,
la autonomía de los individuos, derechos de minorías, el estar bien, la
desconcentración, etc. La defensa del consumo, de la movilidad social y la
promoción de nuevas clases medias forma parte de la nueva perspectiva que, sin
embargo tiene críticas tanto por derecha y la ortodoxia, por clientelismo,
gasto público que genera inflación e intervencionismo estatal que no facilitan
clima de inversión y su falta de atractivo de procesos de mayor igualación
social, como por izquierda, en el sentido de que el horizonte de deseabilidad
en términos de estilos y calidad de vida denominados ‘consumistas’ deben ser
rechazados. Svampa señala los imaginarios culturales que se nutren de la idea
convencional del progreso como de aquellos que debe ser entendido como “calidad
de vida deben ser reformulados y sostiene que “hoy, la definición de que es una
“vida mejor”, aparece asociada a la demanda por la “democratización del
consumo”, antes que a la necesidad de llevar a cabo un cambio cultural respecto
del consumo y la relación con el ambiente, en unión de una teoría diferente de
las necesidades sociales.” (2013: 46). Estos enfoques post-desarrollistas y de
las vertientes más radicales del pensamiento crítico serían funcionales, sin
embargo a los intereses de países centrales, que no desean ninguna orientación
autónoma de industrialización de los recursos naturales y de proyectos
industrializadores de autonomía nacional en la región, contradictorios con sus
proyectos de apropiación solo por las multinacionales, o de legitimaciones de
bienes universales a custodiar por organismos internacionales controlados por
estos.
Por su parte, el nuevo relato configura una idea de modelo
que es una comprensión sistémica del funcionamiento de la economía, de la
política en sus distintos niveles y de la cultura y comunicación deseables y de
qué inserción internacional sería la más conveniente. En consecuencia, contar
con un modelo y nuevo paradigma implica también poseer un principio ordenador
de lo que es el bien público.
No obstante, el nuevo paradigma no está exento de tener que
resolver una serie de tensiones y problemas en este plano, como por ejemplo, la
tensión entre el proyecto colectivo y las demandas sociales cada vez más
heterogéneas de una sociedad urbana concentrada, que manifiesta en sus reclamos
sus múltiples insatisfacciones y es acicateada por las redes sociales. De la
paradoja que las mejoras sociales logradas, son generadoras de nuevas demandas,
para los cuales el Estado no estaba preparado.
La configuración de una sociedad con futuro
que no reproduzca el péndulo, o el volver atrás frente a las imposiciones
dilemáticas de los sectores concentrados, es pues un mensaje político cultural
importante, sobre todo ante una cultura mediática internalizada que no suele
valorar los activos propios y que considera lo existente como naturalmente dado
pues no reconoce las luchas previas que han permitido lograrlo, y que recibe lo
político estatal como inevitablemente opaco e interesado. Esta es una tarea que
no suple la política, pero cuya construcción también se hace desde el campo
cultural donde se corre con desventaja, particularmente frente a la incidencias
de las industrias culturales concentradas, donde el mensaje multimedia y las
producciones por Internet y el control informático es creciente, tanto en lo
interno como desde lo externo, y no deja de mostrar la necesidad de establecer
una lucha cotidiana por la constitución de sentido. Porque en éstas industrias
hay una predominancia de producciones y noticias reiterativas sobre lo negativo
y de un realismo sobre lo peor que se impone como criterio estético, de una
agenda que fomenta una subjetividad del temor la inseguridad y reclusión. Este
posicionamiento cotidiano sobre lo tremendo, combinado con lo frívolo, no es
inconsecuente.
De allí que la promoción de
industrias culturales propias, el financiamiento público del arte, de la
gestión de experiencias innovadoras, de sistemas de comunicación abiertos, plurales
y diversos y de una ética de la creatividad no sean una tarea ajena al nuevo
paradigma. En realidad, no hay capacidad de incidir en estilos de vida y
valores culturales sin autonomía política y procesos de industrialización. No
sólo es importante alentar producciones culturales propias sino también mostrar
la vida como inmensamente valiosa incluyendo sus imperfecciones. Sobre todo, en
una sociedad que ha avanzado en la conquista de derechos, en su ampliación y en
el debate sobre temas anteriormente clausurados, y en el reconocimiento de
nuevos derechos públicos, los personalísimos, de minorías, de acceso
comunicativo y de mayores oportunidades para todos. La lucha por el sentido no
se produce solamente en lo colectivo, sino en lo individual y éste es uno de
los aspectos más relevantes del nuevo escenario cultural del capitalismo
globalizado. La construcción de sentido implica que una sociedad deja de
regirse exclusivamente por el mercado ya que si lo que se busca no es solo
sobrevivir y resguardarse individualmente, sino lograr mayores grados de
inclusión social y calidad de vida para el conjunto, entonces como sociedad
debemos aprender a arriesgar, a salir del temor y a valorar lo que hemos
logrado colectivamente (Lukas, 2011).
Reflexiones
finales
A lo largo de este artículo hemos
intentado dar cuenta de un cambio de paradigma producido en las últimas décadas
a partir de las principales modificaciones económicas, sociales y políticas
producidas junto a las teorías implicadas en el actual debate sobre el modelo y
proyecto de país. El cambio epocal se ha producido, un mundo conflictivo y
distinto surge dando una oportunidad histórica a los emergentes. Para ello,
hemos recuperado las principales características del paradigma neoliberal y del productivo-inclusivo,
neodesarrollista o proyectos nacionales-populares.
En ese sentido, hemos afirmado que, a diferencia del
neoliberalismo, del marxismo y del societalismo post-desarrollista, el nuevo
paradigma no se plantea lograr una sociedad totalmente reconciliada consigo
misma, libre de conflictos, sea desde la visión de la teoría de los equilibrios
económico donde “el mercado todo lo resuelve”; sea desde la eliminación de la
propiedad privada en una sociedad sin clases y pos-política; o desde la perspectivas
de la preservación cultural o ambientalistas de la sociedad civil como
principios crítico culturales del post-desarrollo. El nuevo paradigma presupone
un conflicto también teórico entre estas dos versiones paradigmáticas con
cierta inconmensurabilidad sobre el rumbo deseable y sus instrumentos. El nuevo
paradigma presupone la articulación necesaria entre el Estado, mercado y
sociedad, no la eliminación del mercado, sino su regulación y aún más, su mayor
competitividad, así como el sector empresarial comienza a percibir la necesidad
del Estado para su propia sobrevivencia frente a la competencia global. Que una
vinculación distinta entre trabajadores y empresarios es posible y necesaria en
la búsqueda simultánea de distribución y competitividad en todos los sectores.
Es decir, reconoce la necesidad de avances y activos, no solo a un pasaje de
acumulación dependiente, y luchas por objetivos desde una lógica de desarrollo,
justicia y emancipación que no tiene un punto de llegada definitivo, sino que está
en permanente debate, diálogo y construcción en el marco de un mundo
globalizado y complejo. El nuevo paradigma comprende de esta forma un sentido
de la política como construcción de consensos entre los distintos actores de la
sociedad, pero también como regulación del conflicto entre diferentes formas de
considerar el proceso de acumulación y el modelo de país, si más industrial o
de especialización, y que superen los ciclos regresivos de pasadas décadas.
Probablemente el principal desafío de la sociedad Argentina
sea mantener el relato de que se puede aspirar y lograr mejores niveles de
distribución del ingreso, de la riqueza, de las oportunidades efectivas y de la
calidad de vida para no resignarse a un fatalismo signado por el temor e
inseguridad. Aprovechar oportunidades que proporciona la multipolaridad y que
marca cierto protagonismo de los emergentes.
Finalmente todo paradigma debe instituirse no sólo en un
conjunto de políticas públicas y en un modelo de desarrollo, como una praxis,
sino también como teoría. En otras palabras, el poder inscribir los debates y
las propuestas en el propio campo de la ciencia comenzando por la comunidad
científica, en las universidades –sus principales currículas–, en los distintos
centros de investigación e institutos científicos. Se abre en esos espacios de
formación, investigación y producción de conocimientos la posibilidad de
generar interpretaciones, diagnósticos y propuestas logrando una reflexión más
amplia y compleja de la realidad. En estos últimos años, han surgido think tanks y centros de pensamiento en
el país y en la región desde los cuales se produce una creciente masa crítica y
pensamiento endógeno. Ciertamente, se trata de procesos de construcción de
nuevas identidades institucionales que atraviesan muchas de las universidades
públicas del país. Es parte de este proceso la decisión y los intentos de
involucrarse en el proceso de transformación de la matriz socioeconómica del
país, de la consolidación del modelo y del desarrollo de las propias capacidades
institucionales para la gestión de nuevas políticas públicas.
Sin lugar a dudas, los desafíos que debe afrontar el nuevo
paradigma son diversos y complejos. El modelo debe anticipar y desarrollar
distintas estrategias en el marco de una sociedad civil cada vez más
heterogénea y demandante. El relato sobre una nueva concepción del poder y de
la política vinculada al respeto de los derechos humanos, a la inclusión
social, a la industrialización, y la ampliación de la democracia modelo abre un
marco de altas expectativas sociales.
En síntesis, hemos querido
señalar que el proceso de transformación nacional regional y global de la
última década, el cambio epocal y la emergencia de un nuevo paradigma, es
necesario considerarlo en su conjunto y en todas sus dimensiones para contar
con prospectiva y visión estratégica, sobre las tendencias prevalecientes en
los próximos años. Porque, el nuevo paradigma no está exento de interrogantes,
desafíos y luchas, donde centralmente lo que está juego en este tiempo es su misma
sustentabilidad.
Referencias
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[1] Al
nuevo enfoque también se lo ha denominado como neodesarrollista, heterodoxo o
asociado al denominado Proyecto Nacional-Popular (en adelante, PNP).
[2]
La tasa de crecimiento promedio del PBI entre 2003-2010 fue del 7,5% (CEPAL,
2012); la reducción de la pobreza pasó del 54% (2002) al 20% (2013) y la
reducción del desempleo del 24% (2002) al 7,2% (2013) según el INDEC. La
reducción de la desigualdad (Gini): 0,511 (2000) a 0,44,5 (2010) según datos del PNUD (2013).
[3]
En los últimos años, en la Argentina se logró dar mayor promoción en materia de
ciencia y tecnología, en logística e infraestructura puesto que el desarrollo
debe incorporar en forma creciente la competitividad y el valor agregado.
[4]
Particularmente, frente a los intentos del sector económicamente dominante que
suele fomentar la disolución del modelo productivo-inclusivo en vigencia en su
habitual búsqueda rentística, en la fuga de capitales y en la promoción de
bruscas devaluaciones.
[5]
De acuerdo a Maristella Svampa (2012), en el último decenio América Latina
habría realizado el pasaje del Consenso de Washington, asentado sobre la
valorización financiero al “Consenso de los Commodities”
basado en la exportación de bienes primarios en gran escala.
[6]
Particularmente, la creación de la UNASUR muestra que los principales desafíos
implican el mantener la cooperación entre estos países, en lo industrial, en lo
financiero, la defensa y la protección de los recursos naturales. El hecho de
que nuestra región sea pacífica es un factor extraordinario a preservar. Los
países de la región tienen en común una serie de intereses, quizás el más
evidente de todos ellos sea la defensa de los recursos naturales, los de una
región muy rica en energía, en capacidad de producción de alimentos, en
reservas de agua dulce y de biodiversidad.
[7] Como
señala Inácio “Lula” da Silva: “La verdad es que el 15 de septiembre de 2008,
cuando el Banco Lheman Brothers se declaró en quiebra, el mundo no sólo se
precipitó a la crisis financiera más grande desde el desplome de la bolsa de
valores de Nueva York en 1929, sino que también entró en una crisis de
paradigma” (Clarín, 15-09-13).
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